Restauración ecológica sobre el ecosistema afectado por el incendio forestal en enero-2024 en el sector Menzuly-Ruitoque

Abstract

El aumento en la frecuencia e intensidad de los incendios forestales representa una amenaza significativa para los ecosistemas, provocando la degradación del entorno natural, pérdida de biodiversidad y alteraciones en la provisión de servicios ecosistémicos esenciales. Ante estos impactos, la restauración ecológica se presenta como una estrategia clave, con enfoques tanto pasivos como activos. Mientras que la restauración pasiva se basa en la eliminación de factores de estrés para permitir la regeneración natural, la restauración activa implica una intervención directa mediante técnicas como la revegetación con especies nativas o de la región, con el objetivo de restablecer la integridad y resiliencia del ecosistema. En este contexto, el sector Menzuly-Ruitoque, ubicado entre Floridablanca y Piedecuesta, fue afectado por incendios forestales el 20 de enero de 2024. Estos incendios, relacionados con el fenómeno de El Niño y causas antrópicas, ocasionaron importantes daños ambientales, afectando la flora, fauna, cuerpos hídricos y calidad del aire. También se reportaron impactos negativos en la salud y seguridad de la población local. Estos hechos revelan la vulnerabilidad del territorio frente a eventos catastróficos exacerbados por el cambio climático, lo que resalta la necesidad de implementar planes de restauración eficaces y sostenibles. La investigación responde a la pregunta: ¿Cómo realizar un proceso de restauración ecológica activa en el ecosistema afectado por el incendio forestal de enero de 2024? El objetivo general es establecer un piloto de restauración ecológica activa en el área impactada, con el fin de evaluar su eficacia y generar aprendizajes aplicables a otras zonas similares. La justificación del proyecto radica en la urgencia de restablecer la funcionalidad ecosistémica y recuperar los servicios ambientales perdidos. Además, busca aportar conocimientos técnicos y científicos que sirvan de base para futuras restauraciones frente a emergencias ambientales o a la degradación progresiva por causas humanas. A partir de visitas a campo y del análisis de antecedentes sobre impactos ambientales, se propuso un piloto de restauración activa que evalúa el comportamiento de las especies vegetales utilizadas en condiciones adversas. Las conclusiones del proyecto destacan que el diseño e implementación del piloto de restauración ecológica activa fue exitoso. Los núcleos de crecimiento establecidos favorecieron el desarrollo y supervivencia de las especies plantadas, lo cual demuestra la efectividad del enfoque utilizado. Aunque no todas las especies utilizadas eran nativas estrictamente del lugar, sí pertenecían a la región, adaptándose de manera positiva. No obstante, se identificó como limitante la baja disponibilidad de material vegetal nativo, lo cual dificulta una restauración completamente acorde al ecosistema original. Finalmente, se comprobó que la restauración activa promovió la recuperación funcional del ecosistema, atrayendo polinizadores y favoreciendo el crecimiento de vegetación secundaria, especialmente herbácea y pionera. Estos núcleos vegetales actuaron como “plantas nodrizas”, facilitando la regeneración natural. El proyecto también tuvo un impacto social positivo, al integrar a la comunidad en el proceso de restauración, lo que fortaleció la cohesión social y generó conciencia sobre la conservación del entorno.